En los últimos años, la gran cantidad de estudios que contradicen la famosa pirámide alimenticia que durante décadas ha estado vigente, ha generado un clima de debate nunca antes visto. Ni hablar de todas las nuevas corrientes o estilos de vida clasificadas por lo que podemos o no comer, entre ellas los vegetarianos, veganos, flexitarianos, además de las ya existentes, omnívoros o carnívoros. (No queremos irnos por las ramas explicando cada uno, los invitamos a googlear si tienen dudas acerca de ellos.)
Existen consideraciones importantes a entender cuando se trata de un de los pilares fundamentales de nuestro bienestar:
Primero, no olvidemos que nuestro cuerpo es adaptativo, y a lo largo de nuestro proceso evolutivo hemos desarrollado capacidades para sustraer los nutrientes de miles de alimentos, por lo que sin importar que corriente elijamos, finalmente nuestro cuerpo se ajustará a esa nueva realidad. Cabe aclarar que el cuerpo necesita de nutrientes esenciales, vitaminas y minerales, y que, sea cual sea tu estilo de vida o dieta alimenticia, este debe incorporarlos.
Segundo, es imprescindible escuchar a nuestro cuerpo por sobre nuestra mente, en muchos casos lo que diríamos un “orgullo disfrazado”. Siempre descubrimos nuevas dietas y ciegamente comenzamos a seguirlas religiosamente. Aprende a poner límites cuando no estás del todo seguro del riesgo que conlleva seguirla. El cuerpo da señales constantemente, se empieza a sentir débil o cansado, y debes escucharlas antes de enfermarte.
Tercero, muchas personas deciden de la mañana a la noche ser, por ejemplo, vegetarianos y no le dan al cuerpo la capacidad de adaptarse a esa nueva forma de alimentarse. Como habíamos mencionado anteriormente, no es bueno irse a los extremos, y menos de forma tan precipitada. Si vas a cambiar radicalmente tu alimentación, hazlo de a poco y en forma gradual, en el momento en que sientas que tu cuerpo aún no se encuentra preparado, pisa el freno y ten paciencia.
Cuarto y el consejo más importante, elige lo natural y casero por sobre lo artificial e industrializado. Si vamos a un supermercado, la mayoría de los alimentos que encontraremos deben poseer conservantes o preservantes para durar el tiempo suficiente en las góndolas. Estos ingredientes suelen ser artificiales y difíciles de procesar para nuestro sistema digestivo, si vas a la etiqueta los identificaras por sus nombres impronunciables. Esto no es distinto para las frutas y verduras, donde los grandes campos de cultivo deben estar garantizados y libres de riesgo de plagas. Todos los pesticidas se transmiten al fruto, y del fruto a tu cuerpo. Finalmente no debemos dejar afuera a los animales, que es muchos casos son engordados y tratados con hormonas para cumplir con la calidad requerida y que también son ingeridas cuando comemos la carne.
Después de leer esto dirán, y qué me conviene comer entonces? Ir a una feria de frutas y verduras, siempre será mejor que ir al supermercado, y tener una huerta en casa, aún mejor. Comprar en granjas orgánicas certificadas, por sobre carnicerías o supermercados, y finalmente darse el tiempo para preparar comidas caseras, por sobre comidas congeladas o pre-preparadas, no sólo serán más saludables, sino más ricas!
Finalmente, si de alimentación hablamos, no debemos olvidar que una persona puede sobrevivir 40 días sin comer, pero no es capaz de aguantar más de 4 días sin agua. Pero éste es para un nuevo capítulo y lo abordaremos en el siguiente post.
Mientras tanto, cuéntanos si alguna de estas premisas te parece familiar.. O si has probado cambios de dieta y cómo ha sido tu experiencia!
